Mansilla Contreras: recuperar la memoria es una tarea del poeta
Junto con el pampeano Sergio De Matteo y el chubutense-neuquino Andrés Cursaro, protagonizó el Encuentro de Poesía Patagónica que se desarrolló noches atrás, en el Centro de Encuentros Culturales de Bariloche. Poeta del sur de Chile, entre sus temas tiene al " mundo indígena, que en la zona nuestra está asociado a la cultura mapuche-williche". Definiciones desde Coyhaique.
Por Adrián Moyano
Entre los poetas patagónicos, la frontera política que separa a la Argentina de Chile, es poco menos que virtual. En los últimos días del verano de Bariloche, confluyeron aquí el pampeano Sergio De Matteo, el chubutense-neuquino Andrés Cursaro y el trasandino José Mansilla Contreras, que vive en Coyhaique. Los tres protagonizaron un pequeño pero significativo Encuentro de Poesía Patagónica, que organizaron el grupo de poesía El Diente en el Ojo y el Centro de Encuentros Culturales. Una buena excusa para soslayar la aduana también periodísticamente.
Coyhaique está más al sur, a la altura de Comodoro Rivadavia pero al otro lado de los Andes, a unos 60 kilómetros del Pacífico. Cuenta con 50.000 habitantes y una intensa actividad cultural. “Mi poesía se inscribe dentro de la poesía del sur de Chile. Es una poesía que tiene a cultores tan importantes como Pablo Neruda y en Punta Arenas, a Rolando Cárdenas. Dentro de esa herencia cultural está mi poesía, que de alguna manera recupera un poco la memoria colectiva de la gente del sur de Chile y de la Patagonia en general. Desde mi perspectiva, los chilenos no están sólo en Chile, sino también en la Argentina, sobre todo en la Patagonia. De manera que esa memoria es una tarea de recuperación del poeta. También recupera aquellos aspectos de la memoria del sur de la Patagonia que no ha sido vistos desde la perspectiva oficial. Por lo tanto, es bueno plantearse miradas que asuman ciertos aspectos de la realidad que todavía son desconocidos o marginados por el tiempo”, disparó Mansilla Contreras.
En ese sentido, la agenda es muy amplia. “Está el tema del mundo indígena, que en la zona nuestra está asociado a la cultura mapuche-williche... El tema de las relaciones entre trabajadores y gente del mundo rural, como los estancieros... El tema del mundo obrero, con la generación de algunos desarrollos mineros en distintas épocas en la región de Aisén... Por supuesto, es una memoria que también recupera la emocionalidad de la gente más sencilla, que no ha sido una emocionalidad simple, sino bastante sufrida. La idea no es hacer sufrir al lector con lo que uno dice, sino más bien generar un proceso de reflexión, que tiene que ver con volverse hacia adentro. Por lo menos en mi caso, la poesía mía genera algunos silencios y algunas reflexiones cuando leo en público. Pero generalmente, también me adecuo al público y veo cuál es la relación que tengo que establecer en el momento con la gente con la cual estoy hablando. He tenido la oportunidad de recitar en Ushuaia, en Trelew, en Caleta Olivia, en Chillán, en Santiago... Así que me experiencia no solamente ha significado publicar libros sino también hacer recitales de poesía, que de alguna manera se parecen mucho a otro tipo de expresiones artísticas. Colocarse frente a un público no es exactamente dedicarse a leer de una manera aburrida, sino establecer una conversación y buscar ciertos hitos emocionales para que la gente se vaya encontrando con uno”, consideró el poeta.
“Historias no resueltas”
Ese vínculo con la tierra, con las características que son propias del sur chileno, es común denominador en varios de los poetas trasandinos que periódicamente visitan Bariloche. Pero como se verá, no todas las poesías de aquellas latitudes se parecen. Para Mansilla Contreras, en primera instancia aquella identificación “tiene que ver con historias no resueltas del país. Es más o menos parecido a las historias familiares que a veces no se resuelven y a veces explotan por el lado de la violencia o de distintos modos. Creo que en la poesía también existe una responsabilidad histórica, que dice que hay hechos de la historia que no se han resuelto. Pero también en ese esquema general de la poesía del sur de Chile, hay distintas variantes. No todo el mundo está preocupado por hacer una poesía histórica, si pudiéramos llamarla de alguna manera, ni exactamente todo el mundo se sigue lamentando respecto de hechos que ya pasaron. Es una poesía que hoy día también está conectada con la realidad de la Patagonia o del sur de Chile, que tiene que ver por ejemplo, con el tema medioambiental. Hay un poeta de Punta Arenas que se llama Oscar Barrientos, que escribió un libro cuyo eje central es el río Las Minas, que cruza Punta Arenas. Pero este río está tan contaminado que allí va a depositarse todo: el orín de los borrachos, las miserias y en el fondo, toda la porquería que genera la ciudad. Entonces, la mirada ya es otra, no es enaltecedora del ser humano. En el fondo, es decir, este ya no es el río Las Minas, esto es podredumbre o desperdicio. Así que hay otras miradas en este sentido y también hay otros poetas que han explorado lo que está pasando con los nuevos lenguajes asociados al hip hop, a la cultura de los graffitis. Ese tipo de lenguaje ya no es un lenguaje castellano, como nosotros quisiéramos, sino un absoluto híbrido, donde empiezan a mencionarse elementos asociados al inglés, a otras expresiones que son más bien modos de hablar particulares, en este caso de las tribus poblacionales”, describió el escritor.
Al generalizarse el recital de poesía en los últimos años, ¿se escribe pensando en el momento de enfrentar al público? ¿O al escribir no se piensa que habrá más allá del poema en sí mismo? Mansilla Contreras tiene una metodología. “Escribo básicamente muy conmocionado. Yo creo que uno es un pequeño engranaje, una pequeña burbuja donde va construyendo ciertas temáticas. Esa burbuja finalmente necesita romperse y abrirse. Cuando se rompe, entonces uno empieza a escribir. Pero también empieza a separar, hay cosas que uno se da cuenta que no son para los lectores. A veces hay cosas que son demasiado torturantes, repetitivas o poco interesantes. Entonces, dice: esto no lo voy a publicar ni lo voy a leer. Ahí entra una segunda parte que es la responsabilidad que tiene el escritor hacia el público. Creo que es el problema que se da con muchos poetas, que creen que pararse encima de un escenario es decir, vomitar y vomitar, sin hacerse responsable de lo que se está diciendo. Yo creo que uno tiene que hacerse responsable y tener una propuesta en el escenario. Es también una manera de decirle a la gente: miren, reflexionen sobre esto... No creo que el poeta o el artista en general, deba ser un irresponsable cuando se comunica con su público”.
1 comentario
Fernando Subirats -
Abrazos