Marisa Malvestitti rescata los relatos mapuche que recopiló Lehmann Nitsche
Por Adrián Moyano
Hace dos años que la lingüista Marisa Malvestitti, residente en Bariloche y docente de la Universidad Nacional de La Pampa, trabaja en la obra de Roberto Lehmann Nitsche. La magnitud intimida: casi 3.000 páginas en mapuzugun (idioma mapuche), buena parte de ellas sin traducir. La meta de la investigadora es llegar a la publicación de dos volúmenes, hecho que se produciría a mitad de año. Pero el proyecto no se limita a poner al alcance del público las recopilaciones del germano, más bien apunta a poner de relieve los relatos de los verdaderos protagonistas de la historia: los 26 mapuches que le aportaron al estudioso sus testimonios.
“Estoy trabajando en la obra de Lehmann Nitsche, un antropólogo alemán que estuvo en la Argentina entre 1897 y 1930. En su momento, recopiló muchísimas cosas, por ejemplo, sobre el folklore posterior al Martín Fierro. Pero en Alemania se conservaron en un instituto de investigación sus manuscritos de textos mapuches, que recopiló con gente que había sido desplazada después de la campaña de Roca, gente que en ese momento estaba en La Plata, en Buenos Aires o en comunidades como Los Toldos, o que iban a hacer reclamos de tierras a Buenos Aires”, introdujo Marisa.
Esos manuscritos son sumamente importantes porque “él anotó en mapuzugun. Hubo algunos mapuches que colaboraron con él, ya sea ayudándole a traducir -no sabía mapuzugun- o recopilando y juntando otros materiales. Cuando reunió todo ese material, decidió escribir un libro que quedó inédito, no sé por qué motivo... Después, volvió a su país y el material quedó en Alemania. Cuando murió, su familia volvió a la Argentina pero el material quedó allá. Por suerte, en el Instituto Iberoamericano, donde está, tuvieron ganas de publicarlo, hubo un par de contactos y yo comencé a trabajarlo”, explicó la lingüista.
Entonces, “está en vías de publicarse un libro o dos, porque son 2.900 páginas en mapuzugun. Es muchísimo. Parte está traducido y parte no. Por un lado, estoy tratando de publicar una compilación de todos los consultantes de Lehmann Nitsche, que fueron 26. En estos tiempos estuve buscando más datos y encontré fotografías de ellos, datos biográficos y gente descendiente, con quienes intercambiamos materiales y fotos. Eso pasó en Los Toldos, donde Lehmann Nitsche estuvo en 1920. Contacté a la organización mapuche de allá, viajé y encontré gente que me decía que su bisabuela, por ejemplo, le había contado tal cosa a Lehmann Nitzche. La verdad, eso es lo lindo. No sólo trabajar con textos que seguro que tienen su valor histórico y por supuesto lingüístico, sino también los contactos que se dan, porque los textos nos están hablando del presente”, consideró Marisa.
Valioso hallazgo
Obviamente, el legado del antropólogo alemán se puede convertir en un auténtico tesoro para los investigadores y para los propios interesados, es decir, los mapuches. “En uno de los textos que está sólo en mapuzugun y del que hice ahora una primera traducción, un mapuche que se llamaba Catrilaf y pertenecía al grupo de Sayweke, cuenta cómo fue recorriendo todo este territorio antes de la llegada de las tropas del Ejército, junto con los lonkos Inakayal y Foyel. Cuenta también cómo ellos decidieron presentarse y cómo fueron discutiendo esa decisión. Hay que tener en cuenta las palabras, porque al presentarse, ellos no interpretaban que se estaba rindiendo o haciéndose prisioneros. Pero el Ejército, cuando ellos se presentaron, los tomó como prisioneros. Los trasladó desde Aldea Apeleg, allá en el sur, hasta Carmen de Patagones. Allí los embarcaron hasta Buenos Aires y en ese trayecto, muchas veces fueron encerrados en un corral y atados para que no se escaparan, es decir, tratados como prisioneros de guerra cuando la propuesta que habían hecho los militares era otra: preséntense, que los vamos a tratar bien... Todo eso fue mentira”.
Si bien cuenta con algún respaldo, la tarea que se fijó la investigadora descansa sobre todo, en el esfuerzo propio. “El instituto alemán colaboró con la primera beca para que yo pudiera ir e interiorizarme sobre el contenido de los textos y empezara a trabajarlos. Después obtuve otra beca para la publicación, eso es importante. Así que el libro va a poder salir, pero no tengo un subsidio permanente ni nada por el estilo. El trabajo lo estoy haciendo en mi tiempo, me autofinancio, como toda la gente”.
La iniciativa está en la cuenta regresiva. “Falta el último procesamiento de información. Me faltaban chequear algunos textos, por eso fui a Jacobacci hace poco. Pero bueno, hay algunas cosas que los hablantes actuales tampoco pueden delimitar, tal vez porque Lehmann Nitsche anotó mal o porque eran modismos de la época que ahora no se usan. Digamos que los textos en mapuzugun ya están traducidos, faltan introducir en el texto algunos cambios. También falta que escriba el capítulo de introducción para ubicar un poco más a Lehman Nitsche, que además fue una personaje bastante controvertido, por lo menos desde nuestra mirada”, consideró Marisa.
Fiel producto de su época el científico europeo. “Iba a tomar datos de los indígenas del norte en los ingenios, cuando obviamente, no estaban en buenas condiciones. También hay algunas fotos que tomó en Tierra del Fuego a mujeres alakaluf o yagan, él cuenta la situación en qué vivían y uno se pregunta: cómo sacó una foto y no se le ocurrió hacer una denuncia... Participaba absolutamente del dogma positivista del siglo XIX y además, trabajaba en el Museo de La Plata, que tampoco era una institución muy progresista. Por eso, intenté darle una vuelta al libro. Está bien, Lehmann Nitsche tiene que figurar porque fue quien recopiló, pero los que acá son importantes son los mapuches que quisieron contar todas estas cosas. Por eso el libro está organizado sobre la base de las personas, por eso también tardé más al buscar los datos”.
Como todo hallazgo, las recopilaciones del alemán producen confirmaciones y novedades. “Hay muchas ratificaciones, pero lo que cuenta Catrilaf sobre cómo fueron tomados prisioneros, es el único testimonio de la época en mapuzugun que hay sobre el tema. Porque se pueden leer los partes militares o los relatos que se cuentan actualmente, que a veces son en mapuzugun y otros en castellano. Éstos son compatibles con lo que cuenta Catrilaf, que tendría 50 años o más en ese tiempo. Él habla como gente de acá, del sur del río Limay o del País de las Manzanas, y habla exactamente igual que la gente de acá de la actualidad. Diferente a las maneras de la gente de Los Toldos o los catrieleros, que por ahí tienen otras expresiones y modos de hablar. Eso es lo que a mí me interesa porque soy lingüista, precisamente: las variantes que hay dentro del propio mapuzugun”. Se viene la divulgación de un trabajo muy valioso.
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Horacio Chans -
Hace casi un siglo, a la edad de 76 años, dejaba de existir el capitán azuleño don Rufino Solano. Este muy particular militar, recordado como El diplomático de las pampas, desplegó inigualables acciones en favor de la paz, la libertad y la vida en la denominada frontera del desierto. Como resultado de estas acciones Rufino Solano, mediante su trato proverbial con el aborigen, consiguió redimir PERSONALMENTE a centenares de mujeres, niños y otros prisioneros, de ambos bandos, impulsado siempre por un notable y especial sentimiento hacia el género, encarnado en la lacerada figura de la cautiva.
Asimismo, se destacan entre sus acciones, el haber evitado sangrientos enfrentamientos mediante sus prodigiosos oficios de mediador y pacificador, pactando con los máximos caciques indígenas numerosos acuerdos de paz y de canjes de prisioneros. Realizando esta arriesgada tarea en beneficio de la población de Azul y de numerosas localidades de la Provincia de Buenos Aires e incluso de otras provincias aledañas. Entre otras significativas intervenciones del capitán Rufino Solano, se encuentra la de haber formado parte de los cimientes que dieron origen a las actuales ciudades de Olavarría y San Carlos de Bolívar, entre otras más.-
En el plano religioso, cumplió destacado protagonismo sirviendo de enlace en la acción evangelizadora hacia el aborigen llevada a cabo por la Iglesia de aquella época. En cumplimiento de esta última actividad, se lo vio prestando estrecha y activa colaboración al Padre Jorge María Salvaire, fundador de la Gran Basílica de Luján denominado El misionero del desierto y de la Virgen del Luján y actuando de ineludible interlocutor entre los jerarcas aborígenes y el Arzobispado de la ciudad de Buenos Aires, en la persona del Arzobispo Dr. León Federico Aneiros, llamado El Padre de los Indios.
Esta encomiable labor del capitán Rufino Solano fue desarrollada durante sus más de veinte años de carrera militar y continuó ejerciéndola después de su retiro hasta su muerte, ocurrida en 1913. Actualmente obra en la Legislatura de la Pcia. de Buenos Aires, un proyecto de ley para declararlo Ciudadano Ilustre de dicha provincia.-
http://elcapitanrufinosolano.blogspot.com